Da Rosa (1934) es de Cuchilla de Laureles, Tacuarembó, y toca el acordeón de botón desde los quince años. Sus abuelos eran oriundos de Brasil. Su padre y sus tíos tocaban el acordeón de dos hileras. Según él, «tocaban chote, polca, ranchera […] vaneira, maxixa también tocaban. (Música) de acá y del Brasil».[1]
Se tocaba el acordeón ocho bajos alemán marca Hohner. Da Rosa recuerda que los Hohner se podían comprar en los pueblos de la zona, pero los acordeones brasileños marca Todeschini se adquirían solamente en la ciudad fronteriza de Santana do Livramento.
Da Rosa aprendió de oído, observando a sus familiares y a otros músicos en los bailes. Recuerda: «Tenía un primo mío que siempre le quedaba alguna música y chiflaba, silbaba y la sacaba, o cantaba. Él siempre quedaba con una pieza que le gustaba así y quedaba, no olvidaba. A veces me olvidaba y él chiflaba o cantaba así y (yo) lo sacaba en el acordeón».[2] Él también aprendió temas escuchando la radio.
Da Rosa tocaba en los bailes en Cuchilla de Laureles, Cañas y otras localidades de la zona. «Allá se salía con el acordeón a caballo […] porque en los bailes a veces, a dos, tres leguas […]. Los bailes comenzaban a las ocho y terminaban el otro día a las diez […]. A veces no había otro [músico]. Había que darle solo no más, era brava la cosa».[3] Muchas veces el acordeón se acompañaba con pandeiro en esos bailes.
Da Rosa era trabajador rural. Tuvo lechería y después, antes de jubilarse, almacén
[1] Comunicación personal, 2002.
[2] Comunicación personal, 2002.
[3] Comunicación personal, 2002.
Da Rosa (1934) is from Cuchilla de Laureles, Tacuarembó and has played the button accordion since he was fifteen years old. His grandparents were from Brazil, and his father and uncles played the two-row button accordion. According to Da Rosa, «they played chote, polca, ranchera […] vaneira, and maxixa as well. (Music) from here and from Brazil».[1]
They played the German-manufactured Hohner brand eight-bass button accordions. Da Rosa remembers that those Hohner accordions could be bought in the local towns, but the Brazilian-made Todeschini brand accordions had to be acquired in the border city of Santana do Livramento.
Da Rosa learned by ear by watching his relatives and other musicians perform at dances. He recalls that, «I had a cousin that had a great musical memory, he would whistle melodies and learn them, or he sang them. He would always remember melodies that he liked and never forgot them. Sometimes I would forget and he would whistle or sing and I would imitate him on the accordion».[2] He also learned repertoire by listening to the radio.
Da Rosa played in dances in Cuchilla de Laureles, Cañas, and other local towns. «Back then I would go out on horseback with my accordion […] because the dances were ten to fifteen kilometers away […] the dances began at eight and ended the next day at ten […] Sometimes there was no other musician and I had to play solo all night, that was hard ».[3] Often the accordion was accompanied by a pandeiro in the dances.
Da Rosa was a rural worker, owned a dairy and then a general store until he retired.
[1] Personal communication, 2002.
[2] Personal communication, 2002.
[3] Personal communication, 2002.
Esta sección comienza a mostrar la gran diversidad de ritmos y estilos de la música tradicional de baile del norte…